viernes, 28 de octubre de 2011

AQUELARRE

Te espero en la noche,
en el aire,
apostada en el barro.

En el campo desierto,
sin señales de vida.

Te espero bajo el delirio
solo de mis sueños.

Canto, si no grito:
Te invoco, interpelando lo oscuro.

Ven, háblame en susurros,
con guturales gemidos.

Enerva mi sangre
con tu maligna presencia.

Sal de tu infierno,
y acepta la ofrenda
de mi amor clandestino.

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