domingo, 25 de diciembre de 2011

CUENTO DE NAVIDAD

Sinfonía de colores, percepción abstracta del sonido,

Y entre frases sueltas, incompletas,

flotó tartajeada La Verdad.

Sin sofoco, el sincronismo del sexo y la muerte.

Éramos por fin nosotros: tan humanos, tan bestiales.



Pero todo terminó.

Esperamos la llegada de la luz,

El desvanecimiento de nuestra intrincada noche.



Yo aguardé tumbada, sobre el hábito.

Y en el girar del mundo, en la cabriola mental,

Sobre las arcadas tímidas,

Pensé en ti, sabes que en ti,

mi Cuentista bisoño y predilecto.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Simultaneidades: 3 Minutos


Una chica está sentada en el sofá leyendo un libro de Todorov. Eran las 4:01 de la tarde. Un soldado cierra sus ojos y llama a su madre. Un payaso ríe a carcajadas y un niño llora al verlo.La montaña rusa del parque central se detiene en un movimiento sordo y repentino. Una flor cae al suelo. Una manzana cae de la copa de un árbol.

Pienso en ti. Son las 4:02 de la tarde ¿o de la mañana? Una puerta se cierra con estruendo. Caroline monta en bicicleta. Annie limpia sus botas. Una enfermera inyecta una jeringa. Una abeja se posa en una flor de la Calle Ors. Una moneda se desliza en una ranura. Un teléfono suena. Piensas en llamarme. Un cuaderno se cae del pupitre. Una burbuja sale de un vaso. Una lavadora termina su ciclo.

No hago nada. Son las 4:03 del día. El reloj marca un segundo más en Villa Georges. Alguien contempla un Monet. Una nube se deshace en el cielo.Un helado se derrite. Katerina hace su nota más aguda en la ópera. Jane escribe una carta que decidió nunca enviar. Juan le compone una canción que nunca cantará. La bailarina suspira con dolor. Alguien llora en silencio. Una chica grita en su almohada. Una pluma cae de una paloma. Alguien humedece un rodillo. Un pincel hace un trazo verde en el lienzo. Un lápiz escribe un álef en la servilleta. Dos pupilas desvían su trayectoria. Don termina de escribir un verso alejandrino. Un foco se apaga. Una risa enmudece tímida. Una luciérnaga muere aplastada. Una cigarra deja de cantar. Un dedo deja de teclear. 

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Engaño N° n

Erguido, mirando alto, pisando firme, creíste atravesar mis terrenos. Con esa seguridad en la voz, con el orgullo de siempre llenándote el pecho. Un poco más de tiempo, un poco más de soberbia y súbitamente te desplomarás en un hoyo inmenso con regusto a duelo.

¿Piensas que te pienso?
¿Esperas que te espere?
¿Sueñas que te sueño?

Como otros, me desilusionarás...No sabrás ver -como nadie ha sabido hacerlo- que mis acciones y muestra de afecto son fantasía experimental. Que cada gesto y movimiento tienen una carga intencional y milimétrica que no podrías sospechar.

Llámame como me quieras llamar (Tú y tu manía de jugar con las palabras. Pero la verdad a mi también me gusta jugar. De hecho, me encantan las marionetas. No lo puedo negar.)

jueves, 15 de diciembre de 2011

Chaladura

Y mientras él se va, ella pregunta. Son nimiedades - se dice. Comienza a imaginar. Su saco negro de desliza hombro abajo, él pasa su mano lenta y difusa. Lo sube de nuevo. Un paso atrás. Ella corre. Él observa. 
Sacude la cabeza como volviendo en sí. Es el chaladismo -piensa. Nadie la oye, ni la ve. No ahora ni nunca. 
Como para acercarse lo busca en el tiempo. Nada ha pasado. La relatividad de la memoria llena sus razonamientos. Sucesos baladíes- afirma invariable. Duda. Ella se levanta de su silla en la calle Ors. Él se recuesta en su cama en la Villa Georges. Ella camina por su cuarto, se despeina. Sacude otra vez la cabeza. Él se quita la camisa. Hace frío. Tiene calor. 

Ella piensa en el otro. El otro escribe sin pensarlo. Se engaña a sí mismo. Él se para y va a la ventana. Ve el parque. Las parejas, el viento, los niños. Piensa en sí mismo. El otro come chocolates, se ríe, evita pensar.

Ella sube al techo de su casa. Nadie la oye. Se sienta y busca su constelación favorita. En realidad la única que sé distinguir, la más fácil -se recuerda. La encuentra. La noche está clara, la luna llena. El cinturón de Orión; lo ve aparecer, a Orión, en en el cielo, con su cinturón, sus brazos fuertes, su rostro varonil, valeroso, guapo. La mira. Le guiña el ojo. Ella se avergüenza. Baja su rostro. Entra a su cuarto. Se esconde en su cama. Piensa en él. El otro se acuerda de ella. 

Él se va de su ventana. Piensa en la existencia del otro. La cuestiona. Él prende la radio. Quiere escucharse. La apaga. Piensa en lo que ha vivido con ella. Se lamenta. Él se acuerda de la otra. Se siente feliz. Va hacia su cama. Levanta las cobijas. Se acuesta. Duerme satisfecho.

El otro. El otro solo está allí. Delira. Desvaría. Evita pensar. Por mucho tiempo. El otro se siente cansado. Va al sofá. Se tira encima. Desdobla una cobija. Se arropa y duerme. Sueña con alguien que no existe.

Ella se levanta. No duerme. Piensa, sueña. No puede dormir. El otro no la deja. Él no la deja. Se acerca a la ventana. La abre. El frío entra desaforado. Sus poros se abren. Siente una caricia suave. No puede dormir. Observa las luces de las casas. Titilan. Se sienta. Imagina. Otra vez. Alguien toca a su puerta. Es él. Es el otro. Ella niega desconcertada. El otro se acerca. Él se acerca. Le hablan. Palabras ininteligibles. Ella niega con la cabeza. Parpadea. El Chaladismo que vuelve-se lamenta. Se para. Vuelve a su cama. Se acuesta. Cierra los ojos. Parece que duerme. El cinturón se apaga. Quizá todos duermen. Algunos sueñan. 

EPITALAMIO

Solos, tu y yo, festejemos
la conciencia de nuestros amores sigilosos,
¡Que cante el recíproco orfeón de deseos!
Lo acompañaremos:
con la voluptuosidad sin par de los cuerpos.
Que se funda tu aliento y el mío
en el ínterin aflautado y extenso
¡Duerme! Yo susurraré constante a tu oído
obscenidades suaves, sollozos píos...


Hasta que regreses al férvido lecho.

lunes, 12 de diciembre de 2011

AUTORRETRATO

Mi voz se sobrepone a su propio eco,

Es la fusión de matices infinitos,

De anhelos incontables.

Soy Jano entre espejos enfrentados

Soy eso, esto, y todo al mismo tiempo

Soy inmensidad, no simplemente yo.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Ruido

Ahora un horrible silencio queda dentro de mí.
Todo calla. He enmudecido, me digo. Pero no oigo. Nadie responde.
Caminar, correr. Lejos. El silencio sigue ahí y tú no.

Las hojas caen desde el fondo de mi cabeza.
El cabello se rebela y me imita.Y estoy aquí. Y el tiempo pasa.
Pero no desaparezco. Es mi deber.
Debo intentarlo todos los días: No desaparezcas.

Y ahora, ¿qué pasará? Nada suena. 
No quiero ir al futuro. Quizá al de luego, pero no a este.
Tengo miedo. Otra vez. Y esperaba. El silencio.
Es mejor que me vaya. Sería mejor, pero no es el deber.

Hay que resistir. Me digo, otra vez. El silencio sigue.
Hay que esperar la noche. Y que todos callen para que yo hable.
Hay que esperar que el sueño y el ardor se mezclen en una voz.
Pero el sonido que antes callara, ahora calla aún más.
Pluscuamperfecto. Eso es. 
El silencio sigue, se queda, se expande... Existe.