¿Qué han decretado en el Panteón?
Desde la mansión inviolable burlas
a la simple mortal, harapienta...
¿Cuál es el destino que prometes?
El Oráculo se hace absurdamente arcano
Sordo y mudo ¿quién le entenderá?
¿Dejarás volver la infeliz a su hogar?
Si regresa sentirá la nostalgia del Parnaso
Como una ingenua Eurídice, sin patria.
Yo soy la osada mortal de mi tiempo:
Embarcada en el Estigia, prometeica,
He robado la mirada de un dios.
"El único medio de soportar la vida es vivir sumergido en la literatura como en una orgía perpetua" Flaubert.
martes, 15 de mayo de 2012
martes, 1 de mayo de 2012
¡Levad anclas!
No quiero despertar mañana viendo cómo todo se fue. Viendo al marinero que me besó, partir. No quiero abrir los ojos y ver que te fuiste con el tiempo y mi ligereza, con mi liviandad absurda y pesada. No quiero despertar mañana y ver que todo está ahí y me requiere. No quiero amanecer y ser la otra, la que he evitado por tanto tiempo, desde que nací. No quiero despertar y darme cuenta. Si está ahí, por favor no me lo digas. Si soy ella y todos me requieren y tengo el peso de la vida y de las voces, por favor no me lo hagas saber.
No quiero despertar y estar consciente y saber que estoy consciente. Por favor, si alguna vez estoy consciente, ocúltalo hasta más no poder, hasta que mi cuerpo se haga demasiado pesado para sostenerlo y debas dejarme caer. No quiero despertar mañana y saber que ya años me preceden, que mis días anteriores son demasiados para contarlos, que los meses ya pasan la decena y que mis horas se han vuelto arena en mi cuerpo. No quiero despertar y ver como me ven, no quiero ver esas pupilas que se esconden de mi risa alegórica e iridiscente. Quiero ser inasible. No quiero despertar y sonreír hacia la hendidura vacía que dejó tu peso. No quiero despertar y darme cuenta de que se ha ido, de que era un marinero más.
El tiempo es un marinero más, de los que besan y se van. Y traté de asirlo pero se fue. Desperté y ya no estaba ahí. Desperté y me lamenté al ver el lecho vacío, porque dije que iba a esperar, que lo tendría a mi lado un poco más. Pero me había besado ya. Odio el amor de los marineros que besan y se van. Odio el tiempo que me pesa y se va.
El tiempo es un marinero más, de los que besan y se van. Y traté de asirlo pero se fue. Desperté y ya no estaba ahí. Desperté y me lamenté al ver el lecho vacío, porque dije que iba a esperar, que lo tendría a mi lado un poco más. Pero me había besado ya. Odio el amor de los marineros que besan y se van. Odio el tiempo que me pesa y se va.
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