jueves, 15 de agosto de 2013

Un día. Un segundo

"Yo miro y no deseo porque me encuentro plenamente satisfecho"
Czeslaw Milosz
 

Un día la vio, unos puestos más allá, sentada displicentemente, apoyando la cabeza entre la mano izquierda, dejando que entre sus dedos se colaran negras cintas de cabello lustroso. Bosteza, se remueve, bosteza, y se remueve de nuevo. A veces abre mucho los ojos, a veces los entrecierra lentamente, dejándose llevar por el cansancio. Descubre que de cuando en cuando mira al techo con ojos interrogantes y suspira entre horas de fuego.

Él la vio, con disimulo. Echo la cabeza hacia adelante, cubrió los ojos con su pelo y adivino su silueta entre líneas palpitantes. Se removió en el asiento, como ella, tratando de apartar el dolor que le produjo encontrarla. La vio de nuevo y quiso tocarla, tenerla, besarla... La deseo como se desea la muerte.

Durante un segundo la amo: porque entrecerró los ojos con su mismo cansancio, porque los abrió con la misma curiosidad, porque miró hacia al techo con el mismo aire interrogante de quién no entiende por qué respira.

Un día. Un segundo. Él la amo por muchas razones. Él la amo, también, por ninguna.

jueves, 8 de agosto de 2013

Eco

Desde entonces se esconde en las espesuras y por nadie en el monte es vista,
por todos oída es: el sonido es el que vive en ella.
OVIDIO. Metamorfosis, III, 400.

En las noches me lleno de nostalgia.
Vienen pequeñitos los títeres de mis días
a representar la humorada de mi vida.

Dicen: Hoy, mañana, pronto, luego, arena, risa, voltereta.
Pero nada de eso es cierto en cuanto lo digo. 
Por eso la negación.

Dicen: Ven, iré, levántame.
Pero aquí sólo hay una pecera y un dardo y un lapiz sin punta.
Nada de esto es cierto y caigo en la repetición de tu nombre.

Trae las cenizas que caen de los párpados que besas.
Llora sobre el vientre que huye deshecho y será fértil.
Ríe sin saber que has hecho jirones mis huesos.

Yo sigo esperando aquel cerezo rubicundo y viril.
Sigo tendida sobre el pasto hasta que se haga movedizo,  
que me consuma y me arrope. Quiero ser verde.

Hay alguien aquí que me enseñó a despreciarlo
Alguien más me hace anhelarlo
Pero en verdad no hay nadie sino el pasto
que no quiere atraparme dentro de sí.

Quiero ser verde y abandonar, por fin, tus palabras.