lunes, 13 de octubre de 2014

Glosa de la joven cocinera del rey

¿Para qué las alcaparras? ¡Ay no! ¡Déjalas en el horno y pellízcale el trasero! ¡Ay ay ay! otra vez todas las cosas. Déjate de pamplinas, de alfeizares y de runas y de estrellas. Hablemos del pollo.  Oh, qué bello es en su blancura... y que suave. Tócalo, espíchalo, mira cómo se resbala en tus manos. Ay el pollo, qué bello es. Quisiera su lisura... y su belleza. ¿Quién dice que no puedo ser un pollo? ¿tú? Pronto, pronto será. ¡Ay ay ay! Tus labios desnudos. ¡Pellízcale la lengua! ¡Ay ay ay! El pollo se resbala, la grasa entre los dedos, los dedos en la piel de la cintura. ¡Dale un cinturonazo! ¡Ea! ¡Ay ay ay! ¡Dejen la cocina! ¡Ea! Es hora de cenar.

sábado, 11 de octubre de 2014

Eric Lacombe


    Lacombe, "MFOO1"

Pesa tanto la violenta crudeza de la vida.

Los rostros de niños, curtidos,
como planetas achatados.
Pájaro de perfil negro
O par de endurecidos champiñones
Rancio costillar de estacas dolientes
Bañadas en óxido naranja.

Bruma de carne
Cuerpo deshabitado
Cuerpo estropeado.
Un ojo extraviado en cada poro agonizante
Daguerrotipo imperfecto de hombre desolado.
Filigrana de dolor, punzón de leche espesa
Boca mercurio, túnel de horror sin labios.



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