lunes, 13 de octubre de 2014

Glosa de la joven cocinera del rey

¿Para qué las alcaparras? ¡Ay no! ¡Déjalas en el horno y pellízcale el trasero! ¡Ay ay ay! otra vez todas las cosas. Déjate de pamplinas, de alfeizares y de runas y de estrellas. Hablemos del pollo.  Oh, qué bello es en su blancura... y que suave. Tócalo, espíchalo, mira cómo se resbala en tus manos. Ay el pollo, qué bello es. Quisiera su lisura... y su belleza. ¿Quién dice que no puedo ser un pollo? ¿tú? Pronto, pronto será. ¡Ay ay ay! Tus labios desnudos. ¡Pellízcale la lengua! ¡Ay ay ay! El pollo se resbala, la grasa entre los dedos, los dedos en la piel de la cintura. ¡Dale un cinturonazo! ¡Ea! ¡Ay ay ay! ¡Dejen la cocina! ¡Ea! Es hora de cenar.

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