Todo calla. He enmudecido, me digo. Pero no oigo. Nadie responde.
Caminar, correr. Lejos. El silencio sigue ahí y tú no.
Las hojas caen desde el fondo de mi cabeza.
El cabello se rebela y me imita.Y estoy aquí. Y el tiempo pasa.
Pero no desaparezco. Es mi deber.
Debo intentarlo todos los días: No desaparezcas.
Y ahora, ¿qué pasará? Nada suena.
No quiero ir al futuro. Quizá al de luego, pero no a este.
Tengo miedo. Otra vez. Y esperaba. El silencio.
Es mejor que me vaya. Sería mejor, pero no es el deber.
Hay que resistir. Me digo, otra vez. El silencio sigue.
Hay que esperar la noche. Y que todos callen para que yo hable.
Hay que esperar que el sueño y el ardor se mezclen en una voz.
Pero el sonido que antes callara, ahora calla aún más.
Pluscuamperfecto. Eso es.
El silencio sigue, se queda, se expande... Existe.
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