un hombre sin nombre.
Su rostro curtido a sol y llanto,
su voz engrosada en las trincheras.
Histrionisa la mujer,
sensible y redondeada.
Sus flácidas y cansadas carnes,
su sonrisa hecha al hábito.
Histrión e Histrionisa
se revisten con sus máscaras:
danzarán las noches y los días
en espacios y en tiempos imprecisos.
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