jueves, 15 de diciembre de 2011

Chaladura

Y mientras él se va, ella pregunta. Son nimiedades - se dice. Comienza a imaginar. Su saco negro de desliza hombro abajo, él pasa su mano lenta y difusa. Lo sube de nuevo. Un paso atrás. Ella corre. Él observa. 
Sacude la cabeza como volviendo en sí. Es el chaladismo -piensa. Nadie la oye, ni la ve. No ahora ni nunca. 
Como para acercarse lo busca en el tiempo. Nada ha pasado. La relatividad de la memoria llena sus razonamientos. Sucesos baladíes- afirma invariable. Duda. Ella se levanta de su silla en la calle Ors. Él se recuesta en su cama en la Villa Georges. Ella camina por su cuarto, se despeina. Sacude otra vez la cabeza. Él se quita la camisa. Hace frío. Tiene calor. 

Ella piensa en el otro. El otro escribe sin pensarlo. Se engaña a sí mismo. Él se para y va a la ventana. Ve el parque. Las parejas, el viento, los niños. Piensa en sí mismo. El otro come chocolates, se ríe, evita pensar.

Ella sube al techo de su casa. Nadie la oye. Se sienta y busca su constelación favorita. En realidad la única que sé distinguir, la más fácil -se recuerda. La encuentra. La noche está clara, la luna llena. El cinturón de Orión; lo ve aparecer, a Orión, en en el cielo, con su cinturón, sus brazos fuertes, su rostro varonil, valeroso, guapo. La mira. Le guiña el ojo. Ella se avergüenza. Baja su rostro. Entra a su cuarto. Se esconde en su cama. Piensa en él. El otro se acuerda de ella. 

Él se va de su ventana. Piensa en la existencia del otro. La cuestiona. Él prende la radio. Quiere escucharse. La apaga. Piensa en lo que ha vivido con ella. Se lamenta. Él se acuerda de la otra. Se siente feliz. Va hacia su cama. Levanta las cobijas. Se acuesta. Duerme satisfecho.

El otro. El otro solo está allí. Delira. Desvaría. Evita pensar. Por mucho tiempo. El otro se siente cansado. Va al sofá. Se tira encima. Desdobla una cobija. Se arropa y duerme. Sueña con alguien que no existe.

Ella se levanta. No duerme. Piensa, sueña. No puede dormir. El otro no la deja. Él no la deja. Se acerca a la ventana. La abre. El frío entra desaforado. Sus poros se abren. Siente una caricia suave. No puede dormir. Observa las luces de las casas. Titilan. Se sienta. Imagina. Otra vez. Alguien toca a su puerta. Es él. Es el otro. Ella niega desconcertada. El otro se acerca. Él se acerca. Le hablan. Palabras ininteligibles. Ella niega con la cabeza. Parpadea. El Chaladismo que vuelve-se lamenta. Se para. Vuelve a su cama. Se acuesta. Cierra los ojos. Parece que duerme. El cinturón se apaga. Quizá todos duermen. Algunos sueñan. 

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