domingo, 12 de agosto de 2012



LA EPIDEMIA DE LO FANTÁSTICO


 A un poeta inspirador


La enfermadad mayor del hombre actual no es la esperanza, sino la fe. Yo también la sufro. Tenemos el complejo del jugador de azar inexperto, que prueba mil veces suerte en una ruleta sin fortuna. La del ingenuo menesteroso que recurre a lo imposible e ilógico, buscando algo de paz. La del religioso... la del religioso, que no amerita explicación. La esperanza aguarda en el límite de la posibilidad. La fe trasciende la linea del absurdo. Pedirle al hombre que transite en vías rectas y plausibles es una súplica vana. Yo no la quiero oir. ¿Quién quiere hacerlo?. Cuando el camino supone incertidumbres solas, no nos queda más, a nosotros, seres deleznables y desolados, que el apego infantil a las faldas de la incoherencia, el disparatado abrazo de la suposición, y la loca epidemia de lo fantástico.

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