Un hombre amable se detiene a su lado: charla con ella y resulta amable. Es el indicado, se dice ella, confiada. Súbitamente, el hombre la mira con detenimiento, niega con la cabeza, algo lastimero y toma del brazo a una puta experimentada. Se alejan.
***
Por la calleja oscura bajan tres hombres resplandecientes, cada uno con brillo propio. La interceptan: quieren acostarse con ella, pero no todos. Debe escoger a uno de ellos.
La putita queda confundida: el trío entero le encanta. El primero tiene un aire experto y solitario, una voz extraña, pero química. El segundo parece distraido, se mueve vago entre la noche, pero parece equilibrado y amoroso. El tercero tiene un gesto superior en el rostro, casi empalagoso, pero atrayente. La putita es inocente, por más puta que sea, así que se detiene a pensarlo. No se aventura a cantar un nombre, no se decide. Ellos aguardan impacientes. Ella cierra los ojos y medita, medita, medita.
***
Cuando por fin se resuelve por alguno, abre los ojos. La putita lloriquea. No hay nadie a su alrededor, excepto un hombre sucio y repugnante que se aproxima a ella. Sin remedio: es la última opción de la noche.
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