jueves, 5 de diciembre de 2013

Nietzsche en una bolsa de basura

Nada funciona como imaginabas en tu cabeza. Te encuentras de pronto luchando por mover una pierna inútil mientras cruzas la calle. Y te encierras a rumiar tu furia mientras te gritan, lejanos, muy lejanos, "la comida está servida". Quieres llorar, sí, pero nunca es el momento, nunca es el lugar. Tu ropa se hace más pálida, cada vez. Caminas: una bolsa de basura verde en la mano. Tú. Tu cara de pasmo sin pizca de malicia. Esa que traes desde la mañana, mientras encuentras todos los días de la semana ropa limpia y un billete de 10 bajo la puerta, y jugos de naranja en la ventana. Esa que tienes mientras miras la pizarra y la palabra "negatividad" escrita con letra apurada. No puedes comprender todo el desastre que hay en tu cabeza, en tu vida. No entiendes qué hace esa caja de cartón sobre tu almohada, qué hay de los zapatos que están encima de un montón desordenado de hojas sueltas, no entiendes por qué a veces odias profundamente la voz remota de cualquiera...

No entiendes, sobre todo, por qué diablos está, arrojado en el centro de la escena, Nietzsche en una bolsa de basura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario