Lector ávido, incansable, indiscutible.
A su derecha una inmensa pila de libros,
a su izquierda papel y lápiz.
Un joven precoz,
pálido, agotado, crítico,
un nuevo pensador en el mundo.
Un infeliz, al fin,
La podredumbre se unifica y endurece a sus ojos,
la fetidez del camino no lo abandona,
su propia miseria es irremediable.
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