Podrás decir luego que mi imaginación fue cercenada.
Lo figuro y lo explicito. Lo descompongo.
Sigo acariciando tu cuerpo cromado y brillante.
Tus ojos, de espirales grises, me siguen profundos.
La caja está en su lugar y los ojos están cerrados.
Unos van y otros vienen. Es un hormiguero.
Pasitos pequeños, callados, me rodean, me recorren.
Caminen más despacio, por favor. Me da picazón.
Un camino sube hasta mi garganta y otro baja por el brazo.
Me río. Tengo cosquillas. Es hora de dormir.
Me levanto y tomo una ducha.
Todo resbala, sifón abajo, en espiral.
Tu cuerpo cromado sigue tenso y liso.
Lo acaricio de nuevo. Me recuesto y duermo.
La lluvia cae en forma de hormigas.
La noche se tiende como un manto.
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