viernes, 27 de julio de 2012

Clamor anodino


Miro los ojos del ausente
La noche sigue constelada
Su respiración vacila aún sobre mi pecho

Susurro al oído del ausente
El viento gime entristecido
Sus latidos resuenan rasos en mi pecho

-Se ha ido- me digo.

La noche del ausente se estira sobre mí.
Me cubre crasa hasta el tobillo

-Ya no está- me repito.

Rozo con cuidado la piel del ausente
Alguien se mueve y gime.
Un cuello emerge de la sábana.
El eunuco etrusco aparece límpido.

-No volverá- me convenzo.


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