domingo, 28 de septiembre de 2014

El camino de Arabella

Frente a la noche pura, sin atajos,
la mujer abre los ojos.

Primero ella:

Parecemos arañas en el traspapelado
Amo su sonrisa, rojo fuego.

Luego ¿quién?

Espero una, dos semanas.
Él no puede arriesgar tres minutos.

Yo

Lo doy todo, en silencio, acá, aquí.
Allá tiemblo, evito el beso, el todo.

¿Arabella?

Como una mariposa husmeando,
se agita frente a su gesto joven.

-Quizá soy algo bruja.
-Entonces sabes que no quiero que te vayas.

Yo.
Arabella,
nosotras,
nos vamos.

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