
Me hablo como para comprobar que aún estoy ahí. El lápiz se ha deshecho.Y la hoja sigue aquí, desafiándome.
Camino alrededor de la habitación y la observo, tendida sobre la mesa como una amenaza, como un cuerpo, como una mancha ...Y la noche sigue densa y viscosa y no puedo rasgarla.
Ha pasado ya un mes y la página sigue en blanco sobre la mesa. Y las noches llegan densas una tras otra y se desvanecen. En el basurero, un cementerio de lápices deshechos. Muertos en combate. Y la página sigue intacta, tendida sobre la mesa. Y yo sigo resistiéndole.
No seré yo quien logre vencerla, no serán mis lápices, ni mis palabras. Mis intentos son efímeros, mis sonidos demasiado bajos para desgarrar su limpidez...la dejaré ahí y me iré. Dejaré que alguien más venga a luchar con ella y logre por fin doblegar su blancura. Tal vez un escritor solitario, o un poeta temerario. Alguien más empírico que yo. Me iré a explorar, a tratar de encontrar una pluma o un estilógrafo...algo más concreto, que no se deshaga a su contacto. Me iré y dejaré que ella siga tendida, esperando, tratando de retar a alguien más...